miércoles, 29 de febrero de 2012

Un paseo #1 parte

Era el primer día que nevó del año. Una vez más, la misma chica de pelo corto iba paseando por el mismo camino de la orilla del río que atravesaba la ciudad. Siempre a la misma hora por el lugar de siempre. Cuando comenzaba a salir el sol una figura se cruzaba con ella en el camino. Distraída, mirando al cielo que cambiaba de tonalidad conforme se iluminaba la ciudad, pensaba ¿A dónde me llevarán hoy los pies?

En un pequeño barrio cercano a su casa había una tienda de regalos. Estaba hecha de madera, y su letrero daba la sensación de estar fabricado a mano.  Ella entró para echarle un ojo a los artículos que habían. Dentro solo estaban dos chicas; estudiantes de instituto, quizá un poco menores que ella. Alguna cosita para decorar su habitación estaba bien. Miraba entre las estanterías y los expositores ¿quizás un jarrón? No. Pronto se fijó en un anillo que había sobre una mesita. Estaba puesto con mucho cuidado cobre un pañuelo blanco, algo desgastado. Lo cogió suavemente y lo estuvo examinando por un rato. Era plateado y tenía una pequeña piedrecita roja. 

-          -Disculpe... -  Dijo dirigiéndose al empleado, que estaba al otro lado del mostrador, no muy lejos de donde ella estaba, agachado. No tenía ni idea de que hacía. - ¿Cuánto cuesta este anillo?
-          -Ah, hmm, eso… - Comenzó a decir entre murmullos. Ella no podía verle la cara. – No. Este artículo sigue sin estar a la venta.

Ella se quedó un poco sorprendida. Pero lo volvió a intentar. De verdad le gustaba ese anillo.

-          -¿No está a la venta? – Preguntó. Aunque no sabía bien porqué. Le acababan de decir claramente que no. – Pero…
-         - Lo siento. – Dijo el dependiente. Cortante. Mientras daba un golpe al mostrador. La miraba seriamente. Esta vez dejó al descubierto su cara. Tenía unos rasgos bastante andróginos pero su voz dejaba claro que era del género opuesto. Cabello castaño oscuro que combinaba a la perfección con sus ojos color miel.

Ella se le quedó mirando fijamente. Embobada. Se le escapó un “oh” en señal de sorpresa. Tenía la sensación de haber visto ya a ese chico en algún lugar. Este la miró interrogante. Cuando ella se dio cuenta de la situación le preguntó:

-         - ¿No nos hemos visto en alguna parte?

Él no tuvo tiempo para responderle. Una de las estudiantes que había dentro de la tienda dijo en voz alta “Mira. Está intentando ligar con el dependiente”. Venga hombre, lo que le faltaba, comentarios de crías que aún tenían que madurar. Era obvio que ese no era el motivo, pero ella no pudo evitar ruborizarse. Se giró al dependiente algo sonrojada. 

-          -No es lo que piensas.

El empleado se había llevado la mano a la boca y miraba hacía otra dirección. Su expresión mostraba que estaba algo incómodo. Y parecía que había tomado ese comentario como verdadero. La chica de corto cabello color heno terminó con las mejillas como tomates. Salió rápidamente de la tienda.
Pasó todo lo que quedaba del día dándole vueltas al asunto. Era tan inocente que hacía el tema más preocupante de lo que en verdad era.

A la mañana siguiente volvió a recorrer el mismo camino de todos los días. Estaba llena de energía. Miró el césped y cogió una ramilla de hierba. Siguió caminando. Esta vez dándole vueltecillas a lo que acababa de recoger. Iba sonriendo. Ella sola. Como una boba. Completamente distraída. Estaba tatareando una canción que quedó a medias repentinamente. Había chocado con una persona. Con el golpe habían caído sus llaves al suelo. Mientras él se agachaba para recogerlas, ella le pedía disculpas por ser tan descuidada.

-          -Lo… Lo siento.
-          -Toma. – Dijo él. Extendiéndole la mano para dárselas. Y mirándola fijamente. Ella se quedó un poco sorprendida. Era aquel empleado. – Tú… eres la chica de ayer. – No tardó en reconocerla.
-          -Ahora entiendo. – Dijo ella bastante emocionada. – Últimamente vienes aquí a esta hora. Estoy en lo cierto ¿A qué sí?
-         - Supongo que sí. - Dijo él con un gesto bastante pensativo y casual.
-         - Entonces si que te había visto antes. Tal y como pensé ¿verdad?  - Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.  Estaba contenta ya que el malentendido se había aclarado. 

Él la miró por unos segundos un tanto sorprendido. En seguida le devolvió una cálida sonrisa y le contestó:

-          -Claro. – Se giró para proseguir su camino. – Bueno, me voy.
-          -Gracias. – Estaba excitada. Realmente le había gustado esa sonrisa. – Gracias por ayudarme a recoger mis cosas. 

Se quedó un rato mirándole mientras el respondía a sus gracias con la mano. Haciendo un gesto que decía “No importa”. Ella volvió a girarse. Y siguió su camino de la mañana. 

Al día siguiente, fue a comprarle algo de madrugada a su padre para el desayuno. Con el frío que hacía y tenía que estar en la calle. Además era tarde. Sería difícil encontrar una tienda abierta a esas horas. Estaba pasando por la misma calle en donde estaba situada la tienda de regalos. Había luz. Seguía abierta.
Se acercó a la puerta. Quería ver si estaba el mismo chico. En la entrada había colgada una tablilla de madera que tenía escrito el horario. Se quedó mirando el horario detenidamente cuando la puerta de abrió de repente. Volvía a ser él. Ambos se sobresaltaron. El chico le dio la vuelta a la tablilla dejando al descubierto la palabra “Closed”. A continuación, se giró hacía ella y dijo, muy seriamente: 

-          La tienda ha cerrado por hoy. – Se giró y echó a andar.  

Ella iba detrás de él. Iban en la misma dirección. Él entró al mismo supermercado al que tenía pensado ir ella a comprar. Eso hizo que empezase a sentirse incómoda. Parecía que lo estaba acosando. Y no. No era eso lo que hacía.

El chico empezó a hablar con un encargado y ella no pudo evitar escuchar la conversación.

-         - ¿De verdad? ¿Así que todavía piensas renunciar, Thom? – Le decía el encargado. – Te tomas el trabajo muy en serio. Es una lástima que tengas que irte. Pero bueno, tienes que ayudar a tu abuelo a llevar la tienda… - La conversación dio a entender que él trabajaba allí. – Hoy también tienes que ir ¿no?
-         - No, hoy no. Tengo clase en la universidad mañana. 

Ella les miraba de reojo. Pensaba “Thom ¿eh?”. Ya sabía su nombre. Él estaba saliendo del supermercado mientras ella estaba todavía pagando en la caja. Cuando terminó se apresuró a salir de la tienda. Quería alcanzarle y decirle algo. Él estaba a apenas unos metros más hacía adelante. De repente se oyó una voz familiar.

-         - Ya sabía que todo era un malentendido, cliente. – Era Thomas el que hablaba. Se giró. 

Ella estaba sorprendida. Comenzó a andar a un paso más ligero hasta adelantarle mientras le decía algo nerviosa:

-         - ¡Mi casa está en esa dirección! – Ralentizó el pasó. Se giró hacía él. – Esa tienda… ¿Por qué está abierta hasta las 5 de la mañana?
-          - Pues… Mi abuelo, el dueño -  Comenzó a explicar… - Quería hacer eso desde hace mucho tiempo… Aunque va a estar abierta hasta marzo del año que viene. Y tendré que buscar otro trabajo. Quizás sea mi regalo de cumpleaños antes de que muera. Pero en realidad está muy sano; solo se rompió la muñeca.
-          -Vaya… - Comenzó a decir ella. Tenía la nariz algo colorada del frío. Y se frotaba las manos mientras les echaba el aliento, intentando entrar en calor. – Tu abuelo… Seguramente algún día intentó comprarle un regalo a alguien y no encontró ninguna tienda abierta. Por eso deja la suya abierta hasta tarde.

Thom se le quedó mirando algo pensativo. Finalmente comentó:

-          -Tú… No eres como los demás.
-          -¿Qué?  – Oh no ¿habrán vuelto a tacharla de chica rara?
-          -Tan sólo son las 5 de la mañana y ya estás dando tumbos por la calle sin rumbo. – Le hizo entender.
-          -Bueno… Desde que era pequeña he salido temprano a caminar en días soleados. – Comenzó a hablar casualmente de ella misma. – Es una sensación tan agradable. En tan sólo unos minutos, el cielo se enciende de repente… Pero pronto empezará a nevar. Ya no habrá tantos días soleados.

Él la escuchaba atentamente. La miraba. Era una buena chica. Eso pensó.
-          -¿Tú casa está más adelante? – Le preguntó Thom.
-          -Sí. Allí mismo.
-          -Que lástima. Siempre camino con la cabeza baja... ¿Allí mismo?
-          -Sí, allí.
-         - Bueno, pues nos vemos. – Dio media vuelta y se fue por donde había venido.

Ella había tardado en reaccionar. La había acompañado a casa. El primer chico que le acompaña a casa. Quería decirle algo. Al fin y al cabo, el poco tiempo que habían estado hablando había sido agradable.

-         - Emm… Thom… - Dijo finalmente.
-         - ¿Thom? – Volvió a girarse hacía ella. Extrañado. Sólo sus amigos lo llaman así.
-          -Llámame Alex. Yo… seguiré yendo a tu tienda.

Thom permaneció unos segundos en silencio. Mirándola. Alex se sentía como si le estuviera examinando el alma. Nunca antes la habían mirado así. 

-          -Justo antes… - Dijo seriamente. – Adivinaste correctamente lo que le ocurrió a mi abuelo.

El viento soplaba. Y cada vez hacía más frío. Alex se había quedado completamente sin palabras. Viendo como Thomas se perdía en la distancia. Y pensaba “Con razón tengo tanto frío. Está nevando.”

jueves, 26 de enero de 2012

#13

Cierto es, que llevaba tiempo sin pasarme por aquí. No tenía pensado volver a actualizar nunca, pero tampoco tenía pensado borrar este blog. Hice otro, pero la verdad es que no terminó de gustarme.

Así pues, aquí estoy de nuevo.  Escribiendo al tiempo que a mi me plazca y de lo que se me antoje. Pero no de hobbies como son el manga, anime, películas o series. Para eso ya tengo Los shoujos de Mara.

Hasta aquí escribo. No quiero decir más.

Gracias por haber leído esta soberana tontería.

domingo, 31 de octubre de 2010

Hoy será la suerte quien responda.

Para el que no lo sepa, cambio de dirección: http://laultimarespuestadeleco.blogspot.com/

Las tornas han cambiado y la suerte vuelve a estar en mi mano; aún me quedan muchas preguntas, pero solo una respuesta culminará las dudas en mis oidos.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Luck #11

Tantos años tenia que vivir estaba escrito en su destino.
Cosas que siempre ocurren a la gente pero a tí no.
Y nunca importan demasiado hasta que ocurren.
Los problemas de los demás serán temas que te aburren.
Que descubren esa última gota que se agota con las horas, que se agota en esa mirada que te entra cuando lloras, porque añoras y no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes, ya me entiendes.
"Por eso dime ahora que me tienes que me quieres." Le dijo la madre al hijo en un abrazo de romperse si fueran de cristal, en mil pedazos pequeñitos, tantos años tenía que vivir estaba escrito.

Pero padre, cansado del amor de una mujer, ama de casa y sin vestidos se olvidó de aquellos ojos y momentos compartidos.
'Asqueao' de aquellos niños.
Y los gritos de rutina derretidos por el ruido del pesado conformismo.
Si, busco su sitio entre fracaso y alcoholismo, entre si mismo, pesimismo.
Y mil movidas estando en paro. Barcos buscaban ese puerto, pero ya muerto estaba el faro.
Como esa luna que, sobrevive al día en esta aldea que pasea presumida 'pa' que algún chaval la vea.
Fuera de su sitio así es como se sentía ella, sin su fondo azul marino y sin el brillo de su estrella.
Aquella tarde, se acostó antes que de constumbre, no escuchó el teléfono ni el timbre.
Soñaba con ser libre y con tener un corazón 'pa' que le roben.
Soñaba que no crecía y para siempre sería joven.

Cincuenta y pico inviernos, llenos de hojas secas y sus 25 pecas resumidas en un sueño, del que nunca despertara, por más gallos que cantarán la tristeza le abrazaba.
Y el hijo que lloraba como yo si me pasara. Antonio, Sara... culpables de que yo este vivo. Y de que escriba lo que escribo. De que siempre yo les quiera como siempre yo he querido...


Shinoflow - Abrazos de cristal

domingo, 29 de agosto de 2010

Luck #9

Estoy harta de mis prontos.
Tal y como soy nadie me podrá querer.
Mis amigos se hartarán de mí
Desde pequeñita he tenido muy mal carácter y seguro que a estas alturas la gente que ha estado conmigo desde siempre deben de ser quien más quemados están conmigo.
¿qué puedo hacer? ¿qué hay que hacer para ser más agradable?

La preocupación de Mikako Kôda.

martes, 24 de agosto de 2010

Luck #8 Papá

"¿Qué es lo que quieres por tu cumpleaños?"
Mamá empezó a hacerme esa pregunta cuando yo estaba en primero de secundaria. Mi primer cumpleaños desde que papá se fue de casa. Mi madre hacia todo lo que podía para que no sufriera porque papá no iba a estar en mi fiesta de cumpleaños. Por eso no podía decirselo.
Tenía la sensación de que lo que más querá en el mundo era algo que no debia confesar, ni entonces ni en lo sucesivo. A nadie, ni siquiera a mi mejor amigo...

No hay ni una sola foto de mi padre en casa. Mi padre es fotógrafo, por lo que, incluso cuando no trabajaba, siempre era él quien sacaba las fotos. No obstante, antes teníamos fotos en las que también salía él y no solo mi madre y yo. Sin embargo, un buen día las fotos de papá desaparecieron de los álbumes, como si nunca hubieran existido. Me di cuenta poco antes de mi decimotercer cumpleaños.
Nada más irse de casa, se marchó ha ejercer su profesión al extranjero, por lo que la única forma de verle era a través de esos álbumes viejos. Mi madre las había tirado todas, no había otra explicación. Después de perder aquellas fotógrafias no me quedaba más remedio que olvidar mis recuerdos y sentir rabia por la cobardía de mi madre. Sin embargo no fuí capáz de reprochárselo.
Delante de mí intentaba adoptar siempre una actitud alegre, lo cual tenia su mérito. Y aunque viviéramos las dos solas en casa debíamos esforzarnos por ser felices para que el hecho de que mi padre se hubiera marchado al menos no hubiera sido en vano.

Por mi cumpleaños mi mejor amigo me regaló un colgante con forma de flor increíblemente decorado y lleno de color y, dentro, tenía un marquito para poner una foto... una de papá.
"¿Qué es lo que quieres por tu cumpleaños?"
Tenía la sensación de que era algo que no podía confesar. Porque cada año, conforme se acercaba la fecha, la única respuesta que se me venía a la mente haría mucho daño a mamá...
"Quiero una foto de papá"
Por lo menos quería poner esa foto que papá sacó de mi sonrisa...

jueves, 19 de agosto de 2010

Luck #6

Despierta que te has quedado dormida, vestida. Son las once y a las doces has quedado con tus amigas
Nunca te han abrazado tan fuerte. ¿Qué se siente al mirarte en el espejo y sonriente estrenar una sonrisa?
Que todas tus tristezas hayan muerto de la risa. El corazón está para romperlo veinte veces, veinte veces de la risa...


Shinoflow - Canción para Elisa


Necesitaba escribirlo...